Cuando le describe sus síntomas a su médico, este no parece especialmente preocupado. Al fin y al cabo, Mark es joven, está en forma y no tiene antecedentes médicos particulares. Le promete una prueba de deglución… más tarde.
Pero la intuición de Mark le decía que algo andaba mal. Unos días después, las molestias se volvieron tan graves que acudió a urgencias. Y entonces cayó el hacha: le detectaron una masa. El diagnóstico fue claro: cáncer de esófago .