1. Vivir bajo estrés constante
El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, daña el colágeno, debilita el sistema inmune y afecta la memoria. Las mujeres que no encuentran espacios para relajarse o desconectar suelen mostrar signos visibles de fatiga y
envejecimiento prematuro. Técnicas como la meditación, el yoga o la respiración consciente pueden ser claves para revertir este proceso.
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